Seamos amables en las casetas de cobro

Hoy venía de regreso de un viaje rápido a Guadalajara que hice con unos amigos y cuando pasamos por una caseta noté que el que iba manejando le habló de tú a la señora que cobraba. Entonces se me ocurrió preguntar por qué la gente pensaba que estaba bien hablarle así a la gente de las casetas y sólo pude aventurar que era porque trataban de ser amables con ellos, pero eso encierra un error fundamental, desde mi punto de vista.

Imaginen que ustedes atienden una caseta de cobro en una carretera. Todos los días la pasan en un cubículo pequeñito en medio de la nada, recibiendo dinero y devolviendo cambio, sin otro contacto humano que la gente de los coches que los saluda, les paga, les da las gracias y se despide; además de los eventuales encuentros con la gente que trabaja en los otros cubículos pequeñitos y que seguro padece de los mismos problemas de sociopatía los llevaron a ustedes a tener un empleo tan malo... Una vida horrible, ¿no?

Ahora piensen, ¿la "amabilidad" de los conductores es algo bueno? Saludar a miles de desconocidos que usan la misma combinación de palabras de cortesía una y otra vez... ¡Qué horror!, ¿no? Por eso hablarle de tú o usar un cordial "buenas tardes... gracias... hasta luego" no puede ser algo bueno, más bien es algo que hace aún peor el empleo de esa gente.

Por eso, a partir de hoy voy a empezar a pensar en frases ingeniosas para que yo pueda usarlas cuando maneje y pueda hacer que valga la pena el día de los cobradores de casetas con los que me cruce. Hacerle el día a alguien... eso SI sería ser amable.

Aún no se me ocurre nada, pero estoy seguro de que es posible encontrar algo suficientemente ingenioso. Lo mejor que tengo es "Usted debe conocer muy bien esta carretera... si hipotéticamente usted tuviera un cadaver en su cajuela, ¿en qué parte lo tiraría como para que no lo encuentren?"...... Ya sé que es una frase terrible que seguramente haría que me arrestaran. Por eso estoy abierto a sugerencias.

Si para cuando comience a manejar no se me ha ocurrido nada bueno, me limitaré a mirar con vergüenza a la gente de las casetas y a proseguir mi camino sin más palabras. Es lo más decente que se puede hacer en esas circunstancias.

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