Cuatro ideas contra el anticapitalismo LGBT



Publiqué este texto originalmente en FB el 23/01/2018



Nota de contexto

Esto que escribí es una respuesta a este texto de un colectivo de LGBTs anticapitalistas que hablaba en contra de otro movimiento LGBT que se reunió en CDMX para crear una agenda política.

Todo salió porque mi amiga Siobhan publicó en su muro el texto y yo comenté que no podía creer que existiera gente tan confundida en el mundo. Ella etiquetó a unx amigx suya que fue parte del colectivo y esa persona me dijo que hiciera mis comentarios.

No tiene una estructura de ensayo, sino de una cadenita de posts de FB que estaban dirigidos a esa persona.

El texto: Cuatro ideas contra el anticapitalismo LGBT

Idea 1: Sobre el crimen y la impunidad

Estoy de acuerdo con que en este país hay demasiados crímenes terribles y desgarradores. Nos llenan de horror por la ultraviolencia y nos desesperan porque casi todos quedan impunes.

Sin embargo, primero hay que aclarar que los indígeas, las mujeres y las diversidades sexuales no son los únicos que sufren por la criminalidad. La gente rica sufre secuestros y extorsiones. Las familias temen a sus vecinos que están metidos en el narco o en alguna banda. Los hombres jóvenes y de bajos recursos se matan unos a otros en el sueño de una vida fácil. Los negocios grandes y pequeños sufren robos, cobro de piso, extorsiones y corrupción. Los periodistas y activistas de derechos humanos son víctimas de desapariciones y atentados... La lista es interminable.

La impunidad no afecta tampoco sólo a los indígenas, las mujeres y las diversidades sexuales. Afecta a todos. En México en 2016, uno de cada tres hogares tuvo una víctima de un delito. 93% de los delitos no son denunciados o se comienza una investigación. En los que se comienza, en la mitad de los casos no pasa nada. Lo que la policía y el ministerio público resuelven son delitos chiquitos y fáciles de resolver. Detenciones en flagrancia o acusaciones donde el imputado fue identificado por la víctima.

Neto. Checa la ENVIPE 2017 y mira el horror de las cifras.

Las policías y los ministerios públicos en México son terriblemente incompetentes y disfuncionales. Eso causa un problema que se llama falta de Estado de Derecho. La ley no impera, no hay castigo a quien la viola, todos vivimos en la sosobra de la inseguridad.

Ahora: ¿Eso es culpa del capitalismo? Por supuesto que no. Es culpa de la debilidad de nuestras instituciones.

Durante toda la era del PRI (70+ años) el gobierno no buscó crear un estado de derecho, sino que usó a las instituciones de seguridad y justicia para encerrar pobres diablos y enemigos del régimen. Jamás se desarrolló una policía capacitada y respetuosa de los derechos humanos, ni un ministerio público inteligente y capáz de resolver las investigaciones de los delitos.

Apenas hace 9 años transitamos a un nuevo sistema de justicia, pero la implementación ha sido lentísima y se ha topado con la resistencia de todo el mundo y con una inercia del viejo sistema que parece invencible. Hay (habemos) muchísimas personas que luchan cada por mejorar nuestras instituciones para que satisfagan las cosas que necesita la sociedad de ellas, pero apenas estamos en pañales. El cambio institucional es una cosa lenta que todavía va a tardar años, tal vez décadas, en dar resultados.

Idea 2: Sobre las víctimas y los medios

Hay una cosa que se llama Navaja de Hanlon que dice "Nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez".

Nuestros medios de comunicación son bieeen chafas. Los periodistas saben perseguir la nota, pero pocas veces están entrenados para tener sensibilidad hacia las personas de las que hablan (víctimas e imputados) y menos veces saben informar al público sobre la actuación de las autoridades, los tecnicismos legales, o siquiera ver si al final se hace justicia.

Los medios no nos saben informar. Es incompetencia, no maldad. Es estupidez, no es culpa del capitalismo ni del patriarcado.

¿Cómo solucionarlo? Yo creo que un paso es educar mejor a nuestros periodistas para hacer periodismo judicial, ser más incisivos con las autoridades, no quedarse sólo con lo que les dice el comunicado oficial, dar seguimiento a los casos hasta el final.

La otra solución (y aquí se necesitan más activistas sociales que reporteros) es balancear las notas puramente informativas con historias que humanicen a las víctimas y los imputados. Que nos muestren que estos son fenómenos terribles que afectan la vida de mucha gente. Nadie se queja por los imputados (y deberían). Hay quienes se quejan por las víctimas, pero nadie hace el trabajo de escribir sobre ellas.



Idea 3: Sobre el juego de la política y el odio al capitalismo.

Creo que el error conceptual más grave que cargan ustedes es pensar que el sistema político es lo mismo que el sistema económico. Nuestro sistema político se llama República Liberal y es la forma en la que nos hemos organizado para decidir cuáles son las reglas para vivir en sociedad. Nuestro sistema económico es una versión moderada del capitalismo que es una forma de organizar la producción y el consumo de bienes y servicios a través de mercados, pero con un Estado que regula muchas cosas para evitar algunas ineficiencias y efectos negativos.

Creo que es importante aclararlo porque una y otra vez veo a la gente quejarse del capitalismo atribuyéndole los defectos de otras cosas. Me duele ver a la gente cayendo en ese error.

Un dicho muy famoso dice “Hay dos cosas que nunca querrás saber cómo se hacen: las leyes y las salchichas”. La política es fea porque hay desigualdades de poder; porque es agonista y el conflicto es inevitable; porque hay que lidiar con montones de gente que piensan exactamente lo opuesto a nosotros; porque hay que ensuciarse las manos para competir por el poder; porque la deliberación genuina es imposible y todo termina siendo negociaciones que no son la solución óptima; porque las personas somos changos con mil defectos cognitivos que nunca elegimos lo más conveniente o lo más justo; porque los humanos estamos cegados para ver las necesidades de los demás a menos de que nos las griten una y otra vez por todos los medios; porque las reglas del juego son imposibles de entender para los que no han dedicado años a estudiarlas; porque parte del juego incluye hacer teatro y decir un montón de cosas vacías; porque no todos han sabido o querido entrar al juego, y entonces hay gente de la que nadie defiende sus intereses; porque el cambio es lento, frustrante e infinitamente complicado…

Es fácil odiar la política porque no la entendemos. Pero yo creo que, a pesar de todos sus defectos, nuestro sistema político tiene muchas cosas hermosas. Voy a mencionar dos.

La primera es que la república liberal maximiza la libertad. Sólo en una república liberal podemos vivir un gay cis pro-capitalista republicano-liberal bienintencionado como yo y unx trans anti-capitalista bienintencionadx como tú sin temor a ser perseguidos políticamente por nuestras ideas y preferencias políticas, de desarrollo de la personalidad, o de cualquier otra índole.

Antes de que grites, van unas aclaraciones sobre lo que acabo de decir:

1. Por supuesto que me doy cuenta de que el mundo no es perfecto y que lamentablemente hay un montón de personas que sufren violencia justo por lo que son o dicen, pero yo le atribuyo ese problema a la falta de estado de derecho, no a un problema del sistema político (ve la idea 1). Igual y podría discutir si esas violencias son sistemáticas y enfocadas a ciertos grupos, pero me inclino a pensar que es un tema más de inercias sociales y falta de efectividad de las instituciones; no lo denominaría violencia de estado o violencia de régimen político.

2. Creo que hay que comparar el ideal republicano liberal con un ejemplo de un sistema político que hace lo opuesto: Los usos y costumbres indígenas en muchas ocasiones justifican actos súper violentos contra quienes no siguen las ideas de la comunidad. Checa el caso de los testigos de Jehová de San Juan Chamula que fueron expulsados de sus casas, o los montones de casos de violencia política y física contra quienes no votan por el PRI, el partido histórico y por el que se organiza el poder local en algunos municipios. Si quieres casos más históricos, piensa en regímenes comunistas matando a intelectuales y disidentes políticos, o en fascistas exterminando razas enteras, homosexuales y extranjeros.

La segunda cosa bella es que en la república liberal el cambio es posible, y ese cambio tiende hacia la reducción de las injusticias. Como ya dije antes, el proceso es dificilísimo, frustrante y bastante repugnante; pero piensa en la historia de los derechos humanos desde la segunda guerra mundial: Por un lado, hemos reconocido que los derechos existen y que deben ser protegidos, así como que las violaciones existen y que deben ser prevenidas y remediadas. Por otro lado, los discursos públicos, la ley, la moral, y el juego político en general se han abierto a las críticas y las demandas de un montón de grupos oprimidos, con triunfos legales que se pueden contar por decenas (desde el fin de la segregación racial obligatoria, hasta la descriminalización de lo lgbt+, pasando por mil temas más). Todos estos cambios pasaron gracias a que mucha gente jugó el juego político.

El mundo no es perfecto, pero lo podemos mejorar a través de la República. La vía no es la revolución ni encerrarse a reflexionar en un caracol, sino aprender las reglas para tener éxito en el sistema y decidirse a hacerlo.


Idea 4. Sobre lo LGBT+ en lo político


Me horroriza este párrafo: "(R)econocemos que toda lucha que desde la “diversidad sexual” se haga para volver más soportable este sistema, sólo es una táctica más de la dominación para legitimarse y reproducirse, una estrategia de los dominadores para hacernos creer que el progreso existe para todas, que el matrimonio y los bares gays son nuestro horizonte político, que a los poderosos les importamos solo como sujetos de consumo."

No quiero ser ofensivo con esta comparación, pero esa frase se me hace un poco como esa ridícula discusión que existía entre comunistas y socialistas en Europa a principios del siglo 20.

¿Cómo se cambia el mundo y se solucionan las injusticias? Los comunistas pensaban que la única forma era la revolución para abolir la propiedad, y que cualquier participación en la democracia representativa de los burgueses era una traición a la clase trabajadora y a los ideales del marxismo.

Los socialistas aseguraban que ellos no estaban traicionando a nadie, porque creían que se podía ser pragmático y avanzar en crear leyes para proteger al menos algunas de las necesidades de los trabajadores, mientras esperaban el tiempo en el que la inetabilidad histórica llegara y se pudiera hacer la abolición de la propiedad.

¿Qué pasó al final? El comunismo colapsó, no sin antes cometer un montón de barbaridades y dejar a todo el segundo mundo fuera de mucho del progreso de los derechos humanos. No se alcanzó ninguna forma de justicia comunista, sólo un montón de corrupción y violencia.

En cambio, el socialismo tuvo éxito. Primero, garantizando algunos derechos y regulando partes de la economía para reducir la explotación de los trabajadores y los horrores de la proletarización. Segundo, expandiendo su búsqueda de la justicia a defender los derechos de nuevas minorías, nuevos grupos de oprimidos. Y tercero, convirtiéndose en una fuerza política legítima, que puede participar en el sistema y ganar, o al menos negociar en un plano de igualdad con otros grupos de poder. No abolieron la propiedad, pero cambiaron el mundo para bien.

Creo que el discurso que ustedes manejan está destinado al fracaso, y me parece lamentable, porque seguro tienen mucho qué aportar a una agenda política LGBT+, para que no se quede sólo en los bares gays y los matrimonios homoparentales. En ustedes está la responsabilidad de que el horizonte político de los demás sea tan limitado. Maduren, pongan sus ideas a pelear en la esfera pública, y ganen el apoyo del resto de la comunidad, en lugar de ir contra ellos todo el tiempo.



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